1.
En el niño pequeño, los síntomas intestinales y el retraso de
crecimiento, sobre todo si se acompañan de irritabilidad y anorexia,
constituyen un cuadro clínico muy sugestivo de enfermedad celíaca.
2. En los adultos, la presentación clásica en forma de diarrea
crónica con clínica de malabsorción es inusual, siendo más frecuente en la
actualidad la presencia de síntomas poco específicos.
3.
La probabilidad de padecer una enfermedad celíaca aumenta en
determinados grupos de riesgo. Estos incluyen primordialmente a los familiares
de primer grado, determinadas enfermedades autoinmunes (diabetes tipo I,
hipotiroidismo, etc.) y algunas cromosomopatías como el síndrome de Down.
Los
familiares de un celíaco constituyen un grupo de riesgo y es conveniente
que se realicen los exámenes específicos para detectarla (análisis de anticuerpos y biopsia de intestino delgado), aún cuando no
haya síntomas detectables.
4. A menudo, el enfermo celíaco ha sido visitado por numerosos
facultativos y sometido a diversas exploraciones complementarias, siendo
etiquetado de un trastorno “funcional”. Estos pacientes merecen una especial
atención, en particular, si además refieren una historia de aftas bucales,
astenia, irritabilidad o depresión.
5.
La enfermedad celíaca debe incluirse en el diagnóstico
diferencial de los pacientes con dispepsia tipo dismotilidad o
distrés postprandial (saciedad precoz y plenitud), especialmente
si asocian flatulencia, hinchazón y meteorismo. La sospecha debe ser firmemente
considerada cuando los síntomas son crónicos y recurrentes y no han respondido
adecuadamente a un tratamiento.
6. Los pacientes que padecen diarrea acuosa crónica e
intermitente y que han sido catalogados de síndrome de intestino irritable
(SII), deben ser revisados de forma minuciosa. La coexistencia de flatulencia o
distensión abdominal obliga a considerar la posibilidad de una enfermedad celíaca. El
estreñimiento crónico no es un síntoma excluyente de padecer dicha enfermedad.
7.
Las situaciones siguientes, sin explicación demostrable: mujeres en edad fértil con ferropenia,
infertilidad y abortos recurrentes; los que presentan elevación de
transaminasas; los que refieren una historia de fracturas ante traumatismos
mínimos o una osteopenia/osteoporosis detectada antes de la menopausia o en un
varón adulto joven.
8.
Una proporción de pacientes con enfermedad celíaca, que
presentan formas histológicas leves e incluso con atrofia de vellosidades, no
expresan anticuerpos antitransglutaminasa en el suero, por lo que en el análisis de sangre no se encontrarían evidencias de la enfermedad.
9. El estudio genético es útil en el manejo de la
enfermedad celíaca, ya que su determinación tiene utilidad clínica en casos de
pacientes con sospecha clínica bien fundada y estudio serológico negativo. Un
estudio genético negativo excluye casi totalmente la probabilidad de padecer dicha enfermedad.
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